Hoy es un lunes frío y lluvioso, uno de esos días en los que a todos nos gusta estar calentitos en casa al llegar del trabajo para disfrutar de una buena calidad de vida en la intimidad de nuestro hogar. Poder disfrutar de una temperatura agradable nos hace más felices, más aún si fuera está lloviendo, hace frío y la jornada ha sido dura.
En estos meses de frío y humedad es cuando la mayoría de nosotros pensamos en mejorar la temperatura del hogar sin dejar nuestros ahorros en el empeño. Todos los años pasamos por lo mismo, llega el frío, las primeras facturas de gas o electricidad y empezamos a preguntarnos si podemos hacer algo para mejorar la temperatura de casa y al mismo tiempo ahorrar en el gasto, parece algo contradictorio e imposible pero no es así. Aislar bien térmicamente un hogar significa gastar menos en consumo de energía, y al mismo tiempo mejorar la sensación térmica y con ello nuestra calidad de vida. Y ¿cuál es la temperatura ideal para vivir?.
Cuanto mayor sea la humedad ambiental, mayor sensación de frío percibiremos (y en Galicia algo sabemos de humedad). La clave está en aislar térmicamente las zonas de la vivienda expuestas al exterior con materiales de primera calidad, como la lana mineral, y controlar que el aire exterior no penetre en el interior por cajas de persianas, puertas, ventanas, etc.
Si controlamos esa humedad en el aire (lo adecuado es una humedad comprendida entre el 40 y el 60 por ciento) y al mismo tiempo reducimos nuestro gasto energético para mantener una temperatura ambiente constante entre los 21 y 26 grados, conseguiremos una sensación térmica constante agradable y nos sentiremos cómodos en nuestro hogar, además de llegar a un ahorro sobre factura entorno al 50 por ciento.